Bondage Tutorial

Cuerdas - Sogas
Las cuerdas han sido usadas desde la edad prehistórica. Gracias al desarrollo de la cuerda se han inventado gran cantidad de cabos (nudos) con diversas utilidades. Las poleas se han empleado desde muy antiguo para redirigir la fuerza en otras direcciones, y pueden ser empleadas como una ventaja mecánica, permitiendo que múltiples fuerzas se apliquen al punto de apoyo final de la misma.

Las cuerdas pueden hacerse de distintos tipos de fibras textiles: naturales, artificiales, sintéticas o combinaciones entre ellos. Algunas cuerdas se elaboran con mezclas para aumentar la resistencia. Las cuerdas se pueden elaborar también de fibras metálicas.

En el BDSM podemos encontrar distintos estilos de ataduras, oriental y occidental principalmente, lo más llamativo es el oriental, debido a su origen hitstórico y es considerado como todo un arte. Es importante resaltar desde un principio la oposición del concepto entre el bondage japonés y los cordajes de orientación occidental, que solo pretenden generalmente la inmovilización del sujeto.

KINBAKU – el arte japonés del encordamiento.

El que podemos también llamar arte del shibari, tiene también otros aspectos, como la calidad estética del conjunto cuerda-atamiento-sumisa, y una especie de «masaje» que consiste en el efecto energético –negativo o positivo- sobre ciertos puntos del cuerpo de la sumisa, relacionados con los meridianos energéticos del cuerpo humano, según la tradicional medicina oriental.

Inventada como una técnica de sutil y muy codificada forma de tortura hacia los prisioneros, el bondage se construye por etapas, con una considerable atención a los tiempos: primero se inmovilizan el tronco, luego las nalgas y el vientre, y finalmente se inmoviliza el cuerpo en su conjunto.


Tutorial práctico básico:


Aunque los japoneses utilizan tradicionalmente cuerdas de arroz o/y yute por sus características de manifiesta rugosidad, podemos usar también cuerdas de algodón o nylon de 8 a 12 mm de diámetro y de 10 a 15 metros de largo, como parte básica de nuestro equipamiento. El contar con algunas cuerdas cortas, de tres o cuatro metros, aunque rompe la ortodoxia del bondage tradicional, nos favorece mucho al comienzo la tensión a ejercer sobre ciertas partes del cuerpo.

Vamos a introducirnos en las 3 prácticas básicas:

Shinju: Bondage de senos – las perlas.
Sakuranbo: Bondage de nalgas, sujeción del sexo - las cerezas.
Karada: Bondage corporal entero.

SHINJU – “Las Perlas”.

Necesitarás 3 cuerdas cortas o una larga y una corta

1. Envuelve el torso con una cuerda, justo bajo los senos, no muy fuerte pero manteniendo una presión constante. Anuda la cuerda en la espalda, a la izquierda de la columna vertebral, cuyos bordes forman una línea de puntos de shiatsu que pueden ser estimulados.

2.  Repetir la operación con otra cuerda, pero justo sobre los senos, a no ser que se emplee una sola cuerda para ambas partes.

3.  Doblar la cuerda 3 y pasarla bajo las otras entre los senos. Cruzarla una o dos veces y luego llevarla hacía la espalda formando una V. Tensar la cuerda a fin de sostener y erguir los senos. Anudar nuevamente la cuerda en la espalda, pegado a la columna vertebral, pero no encima de ella.

4.  La presión mantenida sobre los senos, los irá haciendo cada vez más sensibles y la estimulación de los puntos del shiatsu ejercerá igualmente un efecto notable.

SAKURANBO – “Las Cerezas”.

De una a tres cuerdas

1.     Toma una cuerda, la doblas y haces un nudo simple de forma que puedas hacer un bucle. Coloca el bucle bajo el ombligo, enlaza el talle y pasa luego los extremos de la cuerda por el bucle.

2.    Volver a descender con la cuerda hacia la vagina, pasarlo entre los labios, a ambos lados del clítoris.

**Variante: para estimular el ano, vagina o ambos, practicar nudos a lo largo de la cuerda. Para facilitar el uso sexual de la sumisa con penetración, se puede pasar una parte de la cuerda por los labios.

3.     Volver a remontar entre las nalgas y anudar a la que aprieta la cintura.

Las otras dos cuerdas se enrollan en torno a ambos muslos, justo bajo las nalgas. Ata cada cuerda sobre el exterior del muslo, dejando unos 30 cm. libres. Con ese trozo, sube hacía la espalda, apartando ligeramente las nalgas al subir, y la atas a la de la cintura, como siempre a un lado de la columna. El nombre de esta técnica proviene de la forma de ambas cuerdas alrededor de los muslos, que evoca un par de cerezas.

KARADA – “EL Cuerpo” (Arnés corporal) – una cuerda larga.

1.     Pliega la cuerda en dos, y pásala alrededor del cuello de la sumisa, dejando caer cada trozo a cada lado del cuerpo.

2.    Hacer un nudo justo por encima de los pechos, otro entre los pechos, el tercero a mitad de camino entre el segundo y el ombligo, y el cuarto entre el ombligo y el coño (para una estimulación mayor, puedes añadir un nudo al nivel del clítoris y otro para estimular el ano).

3.     Pasa la cuerda entre las piernas, luego súbela a lo largo de la columna vertebral y pasa los extremos por el bucle del cuello (podemos también empezar de nuevo en la espalda, antes de pasar los extremos).

4.     Separa ambos extremos y tráelos sobre el tórax, uno por cada lado, justo bajo los pechos.

5.      Pasa ahora bajo las cuerdas, y vuelve sobre la espalda, haciendo un nudo.

6.     Plegar la cuerda en dos, pasarla alrededor del cuello de la sumisa, dejando caer un trozo por delante de cada lado del cuerpo.

7.     Hacer un nudo justo por encima de los pechos, otro entre los pechos, el tercero a mitad de camino entre el segundo y el ombligo, y un cuarto nudo entre el ombligo y el sexo (para estimular aún más, puedes añadir un nudo a la altura del clítoris y uno para estimular el ano).

8.    Pasar la cuerda entre las piernas, subir a lo largo de la columna vertebral y pasar ambos cabos por el bucle del cuello (también puedes empezar de nuevo hacia la espalda, antes de pasar los cabos por el bucle).

9.    Separar ambos cabos, traerlos sobre el tórax, uno por cada lado, justo bajo los pechos.

10.   Pasa los cabos bajo las cuerdas, y llévalos a la espalda para hacer allí un nudo (o pasarlos en el bucle de la espalda).

11.    Luego empezar de nuevo esa misma operación hasta el fin de la cuerda: traer hacia delante, pasar bajo las cuerdas, volver hacía atrás, anudar, traer adelante.

12.   Ahora, puedes si lo deseas y tienes cuerda suficiente, atar manos, pies, brazos o piernas, o atar a un poste, una puerta.



Precauciones:

·Cuando se pasa rápidamente grandes largos de cuerda entre otras cuerdas y la piel de la sumisa, debemos de proteger ese “roce” para evitar quemaduras en la piel.

·Ten siempre una tijeras fuertes (ojalá de extremos redondeados) al alcance de tu mano y comprueba que puedes cortar la cuerda en caso de emergencia.

·Jamás pases un lazo apretado alrededor del cuello de tu sum.

·Cuida de comprobar regularmente el estado de las extremidades de tu sum atado; si palidecen primero y luego se tornan azules y frías, es porque las cuerdas están demasiado apretadas y la sangre no circula adecuadamente. También son señales alarmantes la sensación de picazón o entumecimiento en los miembros. En esos casos, debes deshacer inmediatamente los lazos y fricciona los miembros afectados para hacer circular la sangre de nuevo.

·Una "palabra o gesto de seguridad” es conveniente, en especial si como dominante careces de experiencia en el arte del bondage. Tu sum podrá indicar mediante una acción acordada previamente, su desagrado o decisión de abandonar la sesión de bondage.

·Trata de averiguar previamente las condiciones físicas del sum: si sufre presión baja extrema, problemas cardiorespiratorios o de circulación, deberías replantearte lo apropiado de una sesión de Bondage, puede ser riesgoso.


Y recuerda: no se trata de un simple “jugar con cuerditas”. A veces, las sensaciones que una sumisa puede experimentar durante una sesión de bondage pueden llegar a niveles muy intensos y rozar los límites de lo mágico. No es un juego más, salvo que te limites a sencillas ataduras de pies o manos y aún así. Se ponen en marcha resortes que conectan al individuo con su lado más oculto y protegido: un terreno inexplorado que conviene estudiar con ánimo tranquilo y tiempo abundante. La parte sumisa, las cuerdas y el Máster, forman un triangulo mágico cuyo resultado puede ser unas gratificantes horas.


        
      

      








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